La fiesta iniciaba con la publicación del programa, el cual era elaborado por el "Comité de Fiestas;" empezaba con el pregón, que mostraba la figura del chagra y sus caballos vaqueros. Días después varios carteles anunciaban las presentaciones teatrales de la Asociación de Teatreros del Cantón Mejía; sus comedias siempre trataban temas chacareros: "El chagra que casó warmi mala", "Un chagra curniado y feliz", "La importancia de llamarse compadre Honorio" y "Entre chalinas y ponchos". Esta última obra tuvo tanto éxito que el Club Rotario auspició su presentación en el teatro Sucre de la ciudad de Quito.
Como parte de esta fiesta popular y con la debida anticipación, se convocaba a las candidatas a "chagra linda", concurso galante en el que participaban la chagra del páramo y la chagra del valle. Además se nombraba "chagra del año" a quien hubiese demostrado una gran afición por la vaquería y calidad en su desempeño como ciudadano correcto. El paseo se desarrollaba de tal modo que resaltaba el amor de la ciudadanía hacia el propio espectáculo y concurrir con el atuendo clásico era un orgullo. Un personaje recordado con cariño fue Segundo Moreta, quien preparaba una carreta halada por bueyes, en donde construía un altar muy solemne; desde allí presidía el paseo "Nuestro Señor de la Santa Escuela". Se merecía tal reconocimiento por la historia de su misteriosa llegada a Machachi y la creciente devoción de la feligresía machacheña.
Después de aplaudir al "Señor de la Santa Escuela", la concurrencia se motivaba con la presencia del toro pregonero, un bravío halado por chagras expertos que lo sostenían con sendas huascas para moderar su furia. De inmediato, al paso, al trote o al galope enseñoreaban su porte los caballeros de ACOCHA, elegantes con su vestimenta y en su manera de lucir sus cabalgaduras: caballos criollos y parameros, ensillados con la montura de vaquería, petral, arretranca y grupera, cincha cerda, e incrustado sobre la copa, el clásico pellón que en muchos casos era de doble faz. Al presenciar este imponente acto procesional, entendí el significado emocional de cumplir con un sueño tendiente a recuperar la imagen del popular chagra como esencia misma de nuestra tradicionalidad mestiza. Dicen que a fuerza de presentar un acto, éste se deteriora y opaca. En nuestro caso se descuidó el atuendo y se abusó del licor. Pero en Machachi existen corazones optimistas que no pierden la fe en que se autentice y rescate el desempeño de los participantes. " Qué calidad" , decía Javier Fajardo mientras añoraba el porte y la prosa con que desfilaban los que llevaban riendas, bozalillos y martingalas tejidas. ¡Época gloriosa del paseo procesional!
Tomado de: http://www.edufuturo.com/educacion.php?c=1031
Especial de Don Ramón
Hace 8 años.
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