Todo medio de comunicación debe –debería estar- comprometido completamente con la verdad y con lo que informa a la ciudadanía, pero el medio no produce la verdad; llega a verdades periodística en la investigación o en la reconstrucción de hechos. Y son verdades periodísticas porque el medio debe probar lo que publica o afirma.[1]
Hay varias especies de definiciones que se le da a la verdad, pero al final esa es la verdad con la que tienen que estar comprometidos los medios escritos en el país.
La verdad es base de la estabilidad social, atentar contra ella es poner en peligro el interés público; la verdad es un bien público y, por tanto, no es una posesión que puedan manejar a su capricho y conveniencia los periodistas o los medios de comunicación; la verdad no lo es todo, porque no es un valor absoluto.[2]
Y ahora lo que más les interesa a los medios y al periodista son varias cosas banales en el momento y que cuando se va la magia de la primicia se acaba todo el sueño en el que el periodista estaba: tener una exclusiva es tocar con las manos el éxito. Es lo que le gusta a la gente que consume noticias. Es lo que ofrecen los mejores periodistas. Buenas exclusivas no se encuentran todos los días. Es una ficción comercial para aumentar la circulación o la sintonía. Es el truco de los editores para sacar provecho del periodista.[3] Es todo lo que ahora les importa, su trabajo bien hecho no se sabe ni la idea que tuvo.
“En periodismo la lealtad es hacia la verdad, no necesariamente respecto de la fuente”.[4]
[1] José Hernández,. “Periodismo: ¿oficio imposible?”. Editorial “Quipus”, CIESPAL. Quito-Ecuador.2004.
[2] Javier Darío Restrepo. El zumbido y el moscardón. Nuevo periodismo. Taller de ética periodística.
[3] Javier Darío Restrepo. El zumbido y el moscardón. Nuevo periodismo. Taller de ética periodística.
[4] Ken Auletta, columnista del Daily news.
Hay varias especies de definiciones que se le da a la verdad, pero al final esa es la verdad con la que tienen que estar comprometidos los medios escritos en el país.
La verdad es base de la estabilidad social, atentar contra ella es poner en peligro el interés público; la verdad es un bien público y, por tanto, no es una posesión que puedan manejar a su capricho y conveniencia los periodistas o los medios de comunicación; la verdad no lo es todo, porque no es un valor absoluto.[2]
Y ahora lo que más les interesa a los medios y al periodista son varias cosas banales en el momento y que cuando se va la magia de la primicia se acaba todo el sueño en el que el periodista estaba: tener una exclusiva es tocar con las manos el éxito. Es lo que le gusta a la gente que consume noticias. Es lo que ofrecen los mejores periodistas. Buenas exclusivas no se encuentran todos los días. Es una ficción comercial para aumentar la circulación o la sintonía. Es el truco de los editores para sacar provecho del periodista.[3] Es todo lo que ahora les importa, su trabajo bien hecho no se sabe ni la idea que tuvo.
“En periodismo la lealtad es hacia la verdad, no necesariamente respecto de la fuente”.[4]
[1] José Hernández,. “Periodismo: ¿oficio imposible?”. Editorial “Quipus”, CIESPAL. Quito-Ecuador.2004.
[2] Javier Darío Restrepo. El zumbido y el moscardón. Nuevo periodismo. Taller de ética periodística.
[3] Javier Darío Restrepo. El zumbido y el moscardón. Nuevo periodismo. Taller de ética periodística.
[4] Ken Auletta, columnista del Daily news.